miércoles, 27 de diciembre de 2006

Velador velado.

Automóviles de trémulas carnes colapsan a kilómetros de distancia
mientras robos millonarios suceden cerca tuyo y mío
por lo bajo de nuestros mirares distorsionados que se nos escapan en vacío/.

recuerdo el antaño verano,
de sexo y drogas, en tus brazos,
y tu en los míos por supuesto, mujer de sueños excitados.

Y no puedo olvidar ni tu cintura
ni tu estampa,
tus caderas,
tu sonrisa cadavérica, yo aún te extraño y me suicido.

mi corazón no te resiste a ti lejana,
te extraña y demasiado, mujer y paraíso entusiasmado,
la idea de ti al menos me enloquece,
por hablar solamente poco sobre tu belleza que aprisiono.

y ya no sé que hacer sin tu presencia... que separo de tus llantos.

Te presentas en mi alma sin sustancia alguna,
Y mis manos tan solo aires tuyos logran capturar,
al mis ojos verte en mi interior que desafío, y que desato por amor y desenfreno.

Roedores en lo insano.

Reposo en campos demoníacos, sabiendo de antemano.
no me santifico, y mis restos hieden a basuras/.

los insectos carroñeros me ven como un festín divino;

mientas tanto yo hablo incoherencias,
con cadáveres de perros y de gatos, de canarios y ratones,
de lombrices y perdices.

se retuercen junto a mi, compartiendo olores y dolores.
(vuelvo a la no vida demenciado),

Viajo al pasado en flash backs dementes, persistentes,
creo mundos nuevos y sufrientes.
sangrientos,
distorsionados,
decadentes/.

leo, las manos y los ojos de doncellas que poseo,
les recito poesías, poemas de corto y largo alcance,
letanías.../

luego vuelvo y creo que me voy a los infiernos, y comulgo,
con los muertos,
bebiendo de sus bocas sanguinarias hedor y mal deseos,
dolor y sufrimiento, muerte y no perdón/.

¿me inventé sin redención en estos textos?
¿seré acaso el propietario de la anti creación,
inventor de porvenires sin futuro, de los anti infinitos,
de las anti poesías y de las anti soluciones?,

malvenidos son a mi planeta hoy por hoy, ya que están aquí,
miserable y de terror, triste y decadente ante los ojos engañosos,
entren cuando quieran, sin desear su compasión,
ni lamentarse con sollozos clitorianos.