Hormigas ancestrales viajan desde el jardín paradisíaco
a mi mano acogedora, con cariño para mi.
Una rosa traen pegada a sus tobillos,
una rosa diminuta y aromática, diminutos sus tobillos,
y su aroma de parques florales y de primaveras ancestrales,
paz y alegría las invoco,
salud y dulces hadas,
deseos bondadosos para mi en nuestro planeta,
en el cual yo como su único habitante salgo de este y de los otros,
capturando miembros incendiarios, artificiales y cansados
a participar de los festines realizados
que disfruto,
devoto,
bienvenidos son a ellos,
los invito a comulgar con mis demonios desgraciados
que de acá jamás se irán ni de mi lado engatusado.
lunes, 18 de diciembre de 2006
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