jueves, 30 de noviembre de 2006

Maga.

Me lavo las manos, nunca fui yo responsable del fracaso ajeno.
Una larva crece al interior de mi alma
y mi espíritu sonríe echando fuego por sus narices,
(Tiene 12).

Mientras tanto una mujer adolece
con su ceñido camisón nocturno por las calles del campo de Chile
Por las noches viaja como un hada hipnotizada.

En el día abre sus piernas a cuanto turista se atraviese por su rumbo
Y yo de ella me enamoro, pero el único no soy, somos millones.

Poemas largos le dedico, le regalo magia y flores
Y su sonrisa quinceañera me hipnotiza, me desarma, me derrite disfrazada.


Cuando ella no se encuentra me siento un zombi un ser sin vida
Sin esperanzas ni futuros, me marchito hasta su salida...

El sol para una flor ella me dice
Y yo beso sus pétalos en rocío
Su tallo que acaricio

Cada vez que hago esto dejo caer una pluma desde mi chaqueta
Y por las noches empiezo a soñarme desnudo sin nada que ocultar.

El calor que comienza a matarme, este ardor en mis manos
En mi alma, en mis ojos que conservo cerrados por respeto a ella
A ellos, al mundo, a Dios.

No me extiendo mas y algún día beberán de sus piernas y de sus brazos
De su cálido y bello sonreír
De su juventud inagotable, radiante y eterna,
ella.

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