jueves, 30 de noviembre de 2006

Poeta.

Desperté de este juego insomne hace como 2 semanas,
entregué mi vida a la oración y a los negocios,
pasié por las calles con mis barbas largas
y mis cortas botas,

con mis ojos abiertos como soles engañosos,
regalé amor y sabiduría a mis hermanos que me odiaban;
que me vieron como a un ser extraño,

mientras tanto las aves se posaban en mi pecho,
cuando descansaba sobre prados,
en las plazas públicas de mi ciudad urbanizada.

Besé y abracé a cuanta mujer se me cruzó
les regalé amor y familia,
ellas me brindaron sus cuerpos con gusto pleno

y yo sobre la copa de los árboles
les recité dulces poemas, esperanzas,
promesas de bellos mundos
que yo mismo creo, para este universo infinito en que habitamos
sin compañía alguna.

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